Los conflictos son parte del día a día y si no los resolvemos pueden hacerse cada vez más complicados y ocasionar gastos innecesarios. Por ello, es fundamental encontrar soluciones rápidas y efectivas. En muchas situaciones, se requiere de la intervención de un tercero para lograr una resolución completa y satisfactoria de estas disputas.
La litigación y el arbitraje emergen como mecanismos esenciales para satisfacer la necesidad de las partes de resolver conflictos sin recurrir a la violencia, ofreciendo alternativas legales eficientes según la naturaleza de cada controversia.
¿Qué es la litigación y el arbitraje?
La litigación constituye un debate judicial entre dos partes con pretensiones e intereses contrapuestos, que acuden a un juez para resolver esta controversia aplicando el marco legal vigente. Por otro lado, el arbitraje representa un método alternativo de resolución de conflictos basado en la intervención de un tercero imparcial, no perteneciente al sistema judicial, que busca alcanzar una solución satisfactoria para ambas partes.
Estos procesos se diferencian significativamente tanto en su desarrollo como en sus efectos posteriores. Los litigios suelen ser procesos extensos y costosos que pueden generar consecuencias irreversibles, requiriendo la intervención de un abogado especializado y un procurador. En contraste, el arbitraje se posiciona como una alternativa más ágil, económica y con menores implicaciones legales posteriores.
El arbitraje demuestra su efectividad para solucionar disputas entre partes, incluso sin la intervención estatal. Mientras tanto, el proceso litigioso fundamenta su eficacia en el respaldo legal y la obligatoriedad de cumplimiento de su veredicto. Esta diferencia explica por qué los litigios suelen extenderse más, al seguir estrictos protocolos legales para garantizar una decisión ajustada a derecho.
Otra distinción importante radica en la selección del decisor: en un juicio, el juez es asignado por el sistema judicial, mientras que el arbitraje permite a las partes proponer quién dirimirá el conflicto e incluso contar con varios árbitros.
¿Cuándo acudir al arbitraje en España?
El arbitraje constituye una excelente opción cuando el conflicto no afecta al orden público y puede resolverse sin necesidad de intervención estatal. Cuando surge una controversia susceptible de resolverse mediante proceso judicial o arbitral, generalmente resulta más eficiente y económico optar por la vía del laudo arbitral.
Se recomienda recurrir al arbitraje cuando se busca una solución amistosa que no implique decisiones que puedan perjudicar gravemente a la parte perdedora en el futuro, preservando así relaciones comerciales o personales.
Tipos de arbitraje
Aunque existen numerosas modalidades de arbitraje, a continuación presentamos las más frecuentes en la práctica actual:
Arbitraje institucional
Se refiere al procedimiento conducido por una institución arbitral especializada, aunque no es requisito indispensable que sea administrado por este tipo de entidades. Estos procesos suelen ser particularmente efectivos por contar con reglamentos específicos y experiencia en la materia.
Arbitraje nacional e internacional
Se implementa cuando los participantes residen en diferentes jurisdicciones, cuando el cumplimiento de la obligación debe realizarse en un territorio distinto al domicilio de las partes, o cuando la controversia involucra operaciones de comercio internacional, requiriendo conocimientos específicos sobre normativa transfronteriza.
Arbitraje de derecho
En esta modalidad, la controversia se resuelve mediante la aplicación de leyes, normas y principios jurídicos relevantes para el caso, garantizando que la resolución se ajuste al marco legal aplicable.
Arbitraje societario
Esta variante se especializa en la resolución de conflictos societarios donde intervienen empresas y sociedades mercantiles, abordando disputas entre socios, problemas de gobierno corporativo, impugnaciones de acuerdos sociales y otras controversias relacionadas con el derecho societario.
¿En qué supuestos se debe acudir a la litigación?
Es imperativo iniciar un proceso judicial cuando la legislación así lo establece expresamente. También resulta apropiado entablar un juicio cuando el interesado requiere que la decisión tenga carácter judicial y fuerza ejecutiva plena. La ejecutabilidad inmediata de la sentencia constituye un factor determinante para optar por la litigación en lugar del arbitraje, especialmente en casos complejos o de elevada cuantía.
Procedimientos litigiosos en materia civil y mercantil en España
Dependiendo de la naturaleza y características de cada caso, existen diversos procedimientos judiciales para resolver controversias. Cada uno presenta particularidades propias en cuanto a su tramitación. A continuación, analizamos los tipos de juicio más frecuentes en la práctica jurídica madrileña:
Juicio ordinario
Representa el proceso judicial por excelencia e incluye todas las fases procesales completas. Se utiliza cuando un litigio no presenta características especiales que justifiquen un procedimiento específico, siguiendo todas las etapas procesales establecidas por la ley.
Este tipo de juicio, tramitado frecuentemente por abogados mercantiles en España, es más extenso que otras modalidades y resulta aplicable a diversos ámbitos jurídicos. Sus fases comprenden: interposición de la demanda, contestación, audiencia previa, juicio (donde se practican pruebas y se desarrolla el debate) y finalmente, la fase de sentencia.
Juicio verbal
Constituye un procedimiento especial aplicable en casos específicos y con una tramitación simplificada. Se utiliza para reclamaciones de cuantía inferior a 6.000 euros y para los supuestos especificados en el artículo 250 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Se caracteriza por su agilidad procesal, condensando sus fases en: demanda, contestación, vista única y sentencia.
Juicio Monitorio
Se aplica específicamente para la reclamación de deudas dinerarias, siendo actualmente el procedimiento más común en los juzgados civiles. Comienza con una demanda, se emplaza al demandado, se discute la veracidad de la deuda y finalmente se dicta sentencia. Si el demandado no responde o no realiza el pago voluntario, pueden embargarse bienes como garantía del cumplimiento de la obligación.
Juicio Cambiario
Diseñado para exigir el cobro de cantidades documentadas en títulos valores como cheques, pagarés o letras de cambio. Este procedimiento se inicia con una demanda, seguida por la oportunidad del deudor de oponerse, la verificación de la legitimidad de la deuda y la posterior sentencia, ofreciendo vías rápidas para la recuperación de créditos documentados formalmente.
La importancia de contar con asesoría jurídica profesional
Tanto en procedimientos arbitrales como en litigios judiciales, resulta esencial contar con asesoramiento jurídico cualificado para evitar consecuencias adversas. Un proceso judicial puede concluir con una sentencia que imponga sanciones económicas significativas e incluso, en ciertos casos, restricciones personales. Asimismo, una sentencia desfavorable puede generar precedentes negativos que dificulten futuras operaciones crediticias, oportunidades laborales u otras gestiones.
Es fundamental realizar una adecuada selección al momento de buscar representación legal, considerando que el proceso puede prolongarse y resulta ventajoso contar con un abogado de empresa que maneje el caso íntegramente desde el inicio hasta su conclusión, conociendo todos los detalles y particularidades. Por estas razones, se recomienda contratar profesionales con experiencia demostrada y conocimientos especializados que maximicen las probabilidades de un resultado favorable, ya sea mediante arbitraje o litigación tradicional.
Soy abogado con más de 15 años de ejercicio profesional. He participado en más de 200 procedimientos judiciales y he cultivado más de 2200 horas de formación continuada tras licenciarme.
Me gusta el Derecho y he dedicado la mayor parte de mi carrera a las áreas del derecho Inmobiliario, Urbanismo y Mercantil.