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Abogados para Concursos de Acreedores en Madrid, todo lo que debes saber.

Los Mejores Abogados en Concursos de Acreedores en Madrid

Nadie está a salvo de atravesar una crisis económica, ya sea una persona física, profesional o empresario. Por ello, la legislación prevé el concurso de acreedores como un mecanismo ordenado para hacer frente a la mayor cantidad de deudas posibles. Esto, con la finalidad de mantener a flote un negocio o que su liquidación sea lo más transparente posible. 

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¿Qué es un concurso de acreedores?

El concurso de acreedores es un procedimiento judicial cuyo principal objetivo es lograr satisfacer, de la manera más eficiente posible, a la mayor cantidad de acreedores de un deudor en estado de insolvencia. 

Ahora bien, para alcanzar esta meta se puede llegar a un convenio con los acreedores, mediante el cual se establezcan modificaciones a los plazos de pago (aplazamientos-esperas) o reducciones de las deudas (quitas). Pero, si esto no es posible será necesario la liquidación de los bienes; es decir, se procederá a vender los bienes del deudor para pagar la máxima deuda posible, según el orden de prioridad establecido por ley.

¿Qué significa que una empresa está en concurso de acreedores?

Tal como se señala, el concurso de acreedores es el procedimiento judicial establecido para que una persona, física o jurídica, en situación de insolvencia pueda enfrentar sus deudas organizadamente. 

Como consecuencia inmediata de la declaratoria del concurso de acreedores, se detendrán las ejecuciones particulares pendientes y el cobro de intereses. De igual modo, se impide la presentación de nuevas demandas, así como liquidar el patrimonio a exigencia de uno de los acreedores. 

Para iniciar la solicitud del procedimiento para conseguir estos efectos, lo primero será establecer cuándo una empresa se encuentra en esta situación de insolvencia. 

Determinación de la situación de insolvencia

Es muy común que no sea fácil identificar cuándo una empresa no puede hacer frente a sus obligaciones regulares, especialmente cuando al revisar sus balances, se evidencia que posee activos de gran importancia (estos suelen ser bienes muebles e inmuebles, o derechos no líquidos). No obstante, en estos casos la clave para determinar si se está o no insolvente es el nivel de liquidez que posea el ente. 

En este sentido, aquella liquidez proveniente de la venta apresurada de bienes, es una señal clara de problemas de solvencia. Ello, motivado a que tal práctica no es la manera ordinaria de obtener los recursos para el pago de sus obligaciones cotidianas. Al detectar estos problemas, será necesario solicitar el concurso.

De lo anterior, es importante destacar que si es el deudor quien inicia el concurso, podrá obtener ciertas ventajas frente a sus acreedores, además de demostrar una buena administración.

La administración de la empresa concursada

Ahora bien, una vez declarado el concurso de acreedores se desplegarán una serie de consecuencias. La primera de ellas es que, declarado el concurso por parte del juez, se nombrará a una administración concursal que será la encargada de llevar las riendas del procedimiento. La misma, principalmente hará valer el trato paritario a los acreedores.

Las funciones de esta administración variarán en función del tipo de concurso. Así se distingue por una parte el concurso voluntario, iniciado por el propio deudor, donde la administración concursal tendrá funciones de intervención. Por otra parte, el concurso necesario, iniciado por los acreedores o socios, donde las funciones serán de sustitución, por lo que la administración del patrimonio y la dirección de la empresa quedarán fuera del alcance del órgano administrador. 

Actuación de los acreedores

Al ser declarado el concurso de acreedores, y hasta un mes después de su publicación en los Boletines Oficiales correspondientes, la totalidad de los acreedores deben efectuar su reclamación ante el Juzgado de lo Mercantil. En esa oportunidad, deberán presentar los documentos que demuestren su acreencia, a saber: contratos, facturas y proformas, pagarés, recibos del banco con gastos de devolución y cualquier otra documentación relativa al crédito.

En la fase de convenio, los acreedores pueden aceptar las propuestas de quita de deuda o modificación de plazos que realice el deudor. También, pueden elaborar sus propuestas, pero en caso de no haber aceptación, su negativa forzará a la liquidación de los bienes para el pago de las deudas.

Fase de liquidación

Si no se produce el acuerdo, se comenzará la fase de liquidación, donde el administrador concursal sustituye al administrador en sus facultades y realiza un plan de liquidación para vender los bienes del deudor. Así, se podrá pagar la máxima cantidad de deuda.

Fase de calificación

En esta fase un juez será el encargado de determinar si el concurso ha sido fortuito o culpable, esto luego de que la administración concursal y el Ministerio Fiscal hayan realizado un informe donde presenten la calificación del concurso. Es muy importante conocer lo que representa tener un concurso culpable o fortuito, ya que, las personas pueden perder sus derechos de cobro.

Concurso de acreedores culpable o fortuito

Primeramente, el concurso calificado como culpable, se trata del caso en donde el concursado ha contribuido a agravar la insolvencia, también puede tener responsabilidad en producir este impago. En este caso, se pueden imponer varias penas o sanciones a la persona culpable, que involucra perder los derechos de cobro, inhabilitaciones de bienes, restitución de los bienes y contribución de pago de los créditos del concursado.

El caso de un concurso fortuito, se trata de un concursado que no ha participado en el endeudamiento de la empresa. Así, que este no tendrá las penalizaciones que conllevan al concurso culpable.

¿Cuáles son los tipos de concurso de acreedores?

El procedimiento del concurso de acreedores puede tener diferentes procedimientos, con base en esto, pueden existir diferentes tipos de concurso dependiendo de lo establecido en la L.C. Aunque, existen tres modalidades principales, los cuales son: el ordinario, el de especial trascendencia y el abreviado.

Concurso ordinario

Se utiliza cuando la empresa se encuentra en una situación de insolvencia, causando que esta no pueda pagar las deudas que posee. Es el procedimiento judicial que tiene como principal objetivo liquidar los bienes y activos de la empresa para pagar a sus acreedores.

El procedimiento para el concurso ordinario comienza cuando los acreedores presentan los créditos que poseen y se realiza una cuenta de las deudas que tiene la empresa. Luego, se realiza la liquidación de los bienes de la empresa para repartir el dinero entre los acreedores, siguiendo lo establecido en la L.C.

Concurso de Especial Trascendencia

En el caso de que exista una causa de interés público, se hará un concurso declarado De Especial Trascendencia. Esto se presenta cuando el patrimonio es bastante importante para afectar a la económica regional o nacional de un país, también, si se cuenta con un número significativo de empleados que pueden resultar afectados.

Concurso abreviado

Aquí, el procedimiento se simplifica para ahorrar tiempo y dinero. Para lograr esto, se reducen todos los plazos del procedimiento, desde la administración concursal hasta la presentación ordinaria de propuesta de convenio. Es importante resaltar que los concursos ordinarios se pueden transformar en uno abreviado y viceversa.

¿Cómo se declara el concurso de acreedores?

Todos los casos antes descritos deberán ser acreditados bajo la situación de insolvencia que presente la compañía. Para ello, se tendrá que aportar una memoria económica, un inventario de bienes y derechos y una lista de acreedores que determinarán la procedencia del concurso.

¿Dónde se presenta el concurso de acreedores?

El concurso de acreedores lo conocerá el Juzgado de lo Mercantil del domicilio social de la empresa concursada. Ahora bien, si quiere más detalles sobre cómo presentar este procedimiento, no dude en contactarnos para una asesoría personalizada.

¿Quién cobra primero en un concurso de acreedores?

El orden de prelación de créditos está establecido en la Ley Concursal. De manera que los pagos se organizan por niveles y tienen que ser realizados desde el nivel superior hasta el nivel inferior. En el caso de que no exista capital para realizar todos los pagos pendientes, se abonarán de forma proporcional. Los pagos tienen que ser satisfechos de la siguiente manera:

❶ Créditos contra la masa: Se tratan de créditos que se requieren pagar para continuar las actividades y para poder realizar la documentación necesaria para el concurso.

❷ Créditos privilegiados: Estos abarcan los créditos contra Hacienda Pública, laborales, garantizados y de Seguridad Social.

❸ Créditos subordinados: En este nivel se encuentran los demás créditos que no están descritos en las primeras categorías.

¿Qué pasa después de un concurso de acreedores?

Si una empresa entra en concurso, es posible que algunos o todos los trabajadores sean despedidos, pero esto dependerá de la situación financiera de la empresa y de las decisiones del juez o administrador concursal. En algunos casos, los trabajadores pueden conservar sus empleos o ser transferidos a otra empresa, pero esto dependerá de las circunstancias específicas del caso.

Es importante tener en cuenta que, en España, la Ley Concursal establece una serie de medidas para proteger a los trabajadores en caso de concurso, como el pago de salarios adeudados y la posibilidad de reclamar indemnizaciones por despido.

¿Qué ocurre con la empresa cuando entra en el concurso de acreedores?

La declaración de concurso no siempre implica que la empresa vaya a ser liquidada. De hecho, en muchos casos, la empresa continúa su actividad habitual y los trabajadores continúan desempeñando sus funciones como de costumbre. Sin embargo, es importante tener en cuenta que un concurso de acreedores suele indicar que la empresa atraviesa una difícil situación financiera, por lo que, es probable que se tomen medidas de regulación del empleo por parte de la Administración Concursal.

Estas medidas pueden incluir traslados colectivos, la suspensión de contratos a través de los llamados ERTE´s por suspensión de actividades, una modificación sustancial de las condiciones de trabajo, o incluso la tramitación de una extinción colectiva de contratos de trabajo. En consecuencia, pueden producirse despidos colectivos o individuales de varios trabajadores de la empresa, aunque esta continúe operando.

En estos casos, el procedimiento de negociación colectiva habitual debe seguirse, pero teniendo en cuenta las especialidades que establece la ley concursal. A pesar de todo, es importante destacar que no todas las empresas que se declaran en concurso experimentan despidos o cambios significativos en las condiciones laborales, y muchas de ellas logran recuperarse y seguir adelante.

¿Cuándo finaliza el concurso de acreedores?

El tiempo que llevará concluir el procedimiento, no es sencillo de precisar, ya que esto dependerá de elementos como la complejidad del concurso, la masa patrimonial y la capacidad de los tribunales, entre otros factores. En principio se puede estimar una media de seis meses por cada fase del concurso. Aunque esto no es nada determinante.

Independientemente del tiempo que lleve, el concurso de acreedores finalizará una vez se cumpla el convenio de acreedores, en los casos en los que haya sido posible llegar a un acuerdo entre deudor y acreedores y siempre que la empresa mantenga su actividad.

El otro posible escenario, es que no sea posible un convenio porque los acreedores rechazaran las propuestas presentadas por el deudor, también puede ocurrir que se haya determinado que la empresa no cuenta con suficientes activos para pagar sus deudas, siendo inviable mantener operaciones. 

En ambos casos, el concurso llegará a su fin con la liquidación del patrimonio de la empresa concursada. Esto se traduce en el cierre y venta de todos sus activos, para que con el dinero que se obtenga, se logre pagar a los acreedores hasta donde alcance.

¿Cuánto tiempo puede estar una empresa en concurso de acreedores?

Esto dependerá totalmente de la empresa, ya que, si se hace una correcta gestión, es posible que en pocos meses ya se solvente la situación. Sin embargo, si las etapas no transcurren correctamente y se prolonga por lo menos las fases de convenio, liquidación u otras fases comunes, se puede tardar hasta un máximo de seis (6) años.

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